HACIA UNA NUEVA CULTURA DE LA MODA*

Esther Pujol

En los últimos 15 años, se han producido cambios notables en la industria textil de la moda. La producción y venta de ropa prácticamente se ha duplicado, pero el número de veces que se usa una prenda antes de desecharla definitivamente ha disminuido un 36 %. Este fenómeno es debido al incremento de la clase media y al fenómeno de la “fast fashion”, estrategia basada en producir cambios muy rápidos en el diseño, creación de un mayor número de colecciones por año y precios bajos.

El actual sistema de producción, distribución y uso de las prendas de vestir opera de una manera casi completamente lineal. Menos del 1% de los materiales utilizados para producir la ropa es reciclado y convertido finalmente en una nueva prenda. Ello representa unas pérdidas anuales, en valor de materiales, de más de 1.000 millones de dólares. Se extraen grandes cantidades de recursos no renovables para producir unas prendas que, al menos la mitad, serán desechadas al cabo de un año.

Este modelo tiene unos impactos ambientales extraordinarios. La producción de textiles consume anualmente cerca de 93.000 millones de metros cúbicos de agua y 43 millones de toneladas de productos químicos. Para producir una tonelada de textiles se generan 17 toneladas de CO2 equivalente, mientras que la producción de plásticos la relación es de 1 a 3,5. La producción textil mundial genera una cantidad de gases de efecto invernadero, que es superior a la generada por todos los vuelos internacionales y el comercio marítimo combinados.

El lavado doméstico de la ropa produce asimismo alrededor de medio millón de toneladas anuales de microfibras que va a parar a los océanos generando graves problemas en la fauna marina. A finales del 2017 la Fundación Ellen MacArthur, presentó un informe donde presentaba los datos expuestos anteriormente, concluyendo que era necesario de rediseñar radicalmente la industria de la moda para evitar los problemas socioambientales generados por este sector, apostando claramente por un modelo basado en los principios del ecodiseño, la economía circular y el desarrollo sostenible.

Para implementar estas estrategias es necesario la acción coordinada de los diversos agentes implicados en la cadena de valor textil. Los principales objetivos deberían ser, la coordinación el diseño de la ropa con las estrategias y políticas de reciclado, fomento de la innovación tecnológica para mejorar la calidad y viabilidad económica de los productos reciclados, estimulo la demanda de materiales reciclados y ajuste de las colecciones de ropa a unos niveles de escala sostenibilistas.

La crisis generada por el modelo lineal hiperconsumista de la fast fashion nos conducirá inexorablemente a la reflexión sobre la necesidad de una nueva cultura de la moda.

 

Enric  Carrera

Director  del Instituto de Investigación Textil y de Cooperación Industrial de Terrassa.  Universitat Politècnica de Catalunya


* Noticia publicada el publicar el día 6 de Enero de 2019 en el suplemento "Diners" de La Vanguardia.

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