La ropa, el calzado y los artículos textiles para el hogar son responsables de la contaminación del agua, las emisiones de gases de efecto invernadero y los vertidos.
La moda rápida –el suministro constante de nuevos estilos a precios muy bajos– ha provocado un gran aumento de la cantidad de ropa producida y desechada.
Para afrontar el impacto en el medio ambiente, la UE desea acelerar la transición hacia una economía circular.
En marzo de 2020, la Comisión adoptó un nuevo Plan de Acción para la Economía Circular, que incluye una estrategia de la UE sobre los productos textiles, con el objetivo de desarrollar la innovación e impulsar la reutilización en el sector.
En febrero de 2021, el Parlamento votó el plan de acción sobre economía circular y demandó medidas adicionales para avanzar hacia una economía neutra en carbono, sostenible, libre de tóxicos y completamente circular en 2050. Estas deben incluir leyes más estrictas sobre reciclaje y objetivos vinculantes para 2030 de reducción de la huella ecológica por el uso y consumo de materiales.
Los eurodiputados reclamaron nuevas medidas contra la pérdida de microfibras sintéticas y requisitos más estrictos sobre el uso del agua.
Descubra más sobre la resolución aprobada.
Información sobre la definición de economía circular, su importancia y beneficios.
Uso del agua
La producción textil utiliza mucha agua, además de tierras para cultivar algodón y otras fibras. Se calcula que la industria textil y de la confección mundial utilizó 79.000 millones de metros cúbicos de agua en 2015, mientras que las necesidades de toda la economía de la UE ascendieron a 266.000 millones de metros cúbicos en 2017. Para elaborar una sola camiseta de algodón, las estimaciones indican que se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio.
Contaminación del agua
Según las estimaciones, la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable.
El lavado de materiales sintéticos, genera cada año unos 0,5 millones de toneladas de microfibras que acaban en los océanos.
El lavado de ropa sintética representa el 35 % de los microplásticos primarios liberados en el medio ambiente. Una sola carga de ropa de poliéster puede verter 700 000 fibras microplásticas que pueden llegar a la cadena alimentaria.
Emisiones de gases de efecto invernadero
Se calcula que la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de textiles en la UE en 2017 generaron alrededor de 654 Kg de emisiones de CO2 por persona.
Residuos textiles en vertederos
También ha cambiado la forma en que las personas se deshacen de la ropa no deseada, ya que suelen tirar las prendas en lugar de donarlas.
Desde 1996, la cantidad de ropa comprada en la UE por persona ha aumentado un 40 % tras una fuerte caída de los precios, que ha reducido la vida útil de la ropa. Los europeos consumen casi 26 kg y se desprenden de unos 11 kg de textiles cada año. La ropa usada puede exportarse fuera de la UE, pero la mayoría (87 %) es incinerada o depositada en vertederos.
A nivel mundial, menos del 1 % de la ropa se recicla como prendas de vestir, en parte debido a tecnologías inadecuadas.
Lucha contra los residuos textiles en la UE
La nueva estrategia tiene por objeto abordar la moda rápida y proporcionar directrices para lograr niveles elevados de recogida selectiva de residuos textiles.
En virtud de la directiva sobre los residuos aprobada por el Parlamento Europeo en 2018, los Estados miembros establecerán una recogida separada de los textiles antes de 2025. La nueva estrategia de la Comisión también incluye medidas para apoyar el material circular y los procesos de producción, abordar la presencia de sustancias químicas peligrosas y ayudar a los consumidores a elegir productos textiles sostenibles.
La UE cuenta con una etiqueta ecológica que los productores que respeten los criterios ecológicos pueden colocar en sus artículos, y que garantiza un uso limitado de sustancias nocivas y una reducción de la contaminación del agua y del aire.
La UE también ha introducido algunas medidas para mitigar el impacto de los residuos textiles en el medio ambiente. Horizonte 2020 financia RESYNTEX, un proyecto que utiliza reciclado químico, que podría proporcionar un modelo empresarial de economía circular para la industria textil.
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