Editorial 74

Ibis Aguilar Encinas

INNOVACIÓN ¿AYUDAS O ACTITUD?

De nuevo llega el momento del año en el que deben analizarse la situación pasada y las perspectivas de futuro, de cara al 2022.

En los últimos informes publicados por la EU y en The Economist, parece que la crisis provocada por el COVID, ha puesto de manifiesto las debilidades logísticas y de producción que tenemos en Europa. Ante ello, se plantean ayudas que deberían llevarnos a una sociedad digital y a la reindustralización, ambos, de cara a un futuro rearme productivo.

Podemos llamarla Industria 4.0 o darle la denominación que queramos, la industria debe plantearse, ante un proceso de competencia generado a partir de la globalización, un sistema de innovación continuo y continuado. Al nivel de competencia en el que nuestro Sector se encuentra, deben tomarse en consideración, no sólo las presiones medioambientales o fiscales, sino que hay que afrontar un aumento importante de los gastos energéticos, cada vez más elevados.

¿Qué nos queda para poder pasar de una posición, casi de supervivencia, al desarrollo competitivo necesario?

En un magnífico libro editado en 1986 (Innovation: The  Attacker’s Advantage), Richard Porter propone un concepto evolutivo en los procesos tecnológicos, denominado la Curva S. El enfoque propone que la progresión de las tecnologías, vinculadas con las posiciones de ventaja competitiva en el mercado, sigue un perfil que empieza, de forma lenta en la infancia de la misma, continua con un aumento importante, o etapa de explosión, y termina en un perfil casi plano de maduración. Porter, propone que, para conseguir un mantenimiento coherente de la ventaja competitiva alcanzada, cuando una tecnología alcanza la etapa de explosión, otra tecnología debe iniciarse en su etapa de infancia.

Dicho proceso permite mantener, según Porter, un porcentaje de mercado que permite mejorar la posición de las empresas en el mismo. En realidad, siguiendo los planteamientos anteriores, la Innovación se convierte (o, debe convertirse) en una actitud. La experiencia nos indica que, para que cualquier actitud se termine incorporando a cualquier sistema, debe empezarse a plantear primero, como un hábito.

Este difícil momento, requiere aprovechar la transversalidad del sector para facilitar la incorporación de dicho hábito, para que termine arraigando, absolutamente la actitud de innovar.

Sea cual sea la denominación que utilicemos para denominar dicho proceso, seamos tempranos en el inicio del mismo. No lleguemos tarde, porque otros países de la EU ya han empezado a innovar de forma ingente, en este sector.

Feliz Navidad y próspero año 2022.




Manel Lis

Vocal de la AEQCT



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