Editorial 72

Ibis Aguilar Encinas

Hace justo un año, en este mismo editorial, hablaba de los efectos de la pandemia en la industria textil, pero sobretodo de la rápida reacción para elaborar materiales higiénicos, sanitarios y de protección para abastecer las necesidades más urgentes. Nuestras empresas mostraron un compromiso sin límites. En la actualidad, los efectos de la pandemia se están atenuando y se vislumbra un periodo de recuperación. Los principales indicadores de nuestra industria no han alcanzado aún, los niveles de 2019 pero están ya muy cercanos.

La recuperación del sector iniciada, tras los efectos más importantes de la pandemia del COVID-19, podría verse truncada por las magnitudes a las que están llegando los precios energéticos, de transporte y materia prima para la producción. Los principales organismos europeos, relacionados con el textil, como EURATEX y el Consejo Intertextil Español (CIE) y sus miembros, están advirtiendo sobre este nuevo revés para nuestra industria.

Una encuesta llevada a cabo por el CIE entre cerca de un centenar de empresas, arroja unos resultados que podríamos calificar, como mínimo, de preocupantes. Casi la totalidad de los encuestados (un 97%), dicen que su balance económico se ha visto alterado debido a la subida de precios de las materias primas y el 93% dicen acusar el incremento desmesurado de los precios de la energía. Precios que, según el último estudio económico de EURATEX, se ha multiplicado por 3 desde principios de este año. Pero el dato quizás más espectacular, es el de los costes de transporte, especialmente del marítimo que, según los resultados de esta muestra, ha aumentado más de un 230%. En este contexto, cabe destacar que la mayoría de empresas textiles han optado por absorber estos “extras” sin repercutirlos en los precios finales de su producción.

Está claro que, de seguir manteniéndose esta situación, la competitividad de las empresas textiles se verá comprometida de nuevo. Confiemos en la gran capacidad de reinvención y de superar obstáculos de nuestra industria que, una vez más, se ve obligada a crecerse y a sacar lo mejor de su creatividad y empuje, para superar este nuevo obstáculo. Hace falta que las Administraciones echen una mano, tal y como piden los organismos europeos relacionados con el textil. Pero estoy convencida de que todo el trabajo que se está llevando a cabo, desde hace un tiempo, en cuanto a digitalización e innovación en nuestra industria, actuará de resorte para detener el golpe y coger impulso hacia un futuro que espero que sea más brillante para el textil.

Modify cookies